A los MacBook Pro les tocaba una revisión de hardware por estas fechas, puesto que hacía un año que se había presentado la generación anterior. Apple suele cumplir sus plazos de actualización y este año nos ha traído la revisión esperada, incluyendo unas novedades bastante interesantes que comentaremos a continuación.
La principal novedad es la inclusión del procesador i9 de ocho núcleos. La última actualización del iMac fue la primera versión del todo-en-uno (exceptuando el iMac Pro) en incluir un procesador de ocho núcleos en su interior.
En su momento, ya discutimos el porqué el iMac de 27 pulgadas con el i9 de ocho núcleos podría ser una alternativa interesante al iMac Pro básico. Hoy haré algo parecido con el MacBook Pro de 2019.
Benchmarks del MacBook Pro de 2019
Los resultados que os enseñaré a continuación se corresponden con el modelo tope de gama del MacBook Pro 2019. Es decir, el de 15 pulgadas con el i9 de ocho núcleos y 32 Gb de RAM.
Comparación con el iMac Pro
Para esta discusión utilizaré el iMac Pro básico que Apple ofrece en su web, el que trae 32 GB de RAM y un procesador Xeon de ocho núcleos. A continuación os dejo los resultados de este equipo que se pueden ver en Geekbench.
Como podéis ver, los resultados están bastante parejos. Al margen de esto, una de las diferencias clave entre el iMac Pro y el último iMac tope de gama era la inclusión del chip T2. Este chip ya demostró en su momento que puede ofrecer grandes ventajas, sobre todo en edición de vídeo. Lo que sucede es que el nuevo MacBook Pro también viene con este chip, haciendo que ambos ordenadores tengan unas especificaciones muy similares. Lo único realmente diferente es la gráfica. En este aspecto, por el momento, las gráficas portátiles no pueden hacer sombra a las de escritorio, que ofrecen resultados sustancialmente mejores.
Analicemos los resultados ahora. A pesar de estar bastante parejos y de que ambos procesadores incluyen ocho núcleos, vemos cómo el i9 gana en procesamiento mononúcleo, mientras que el Xeon gana en multinúcleo. La explicación para esto es sencilla. La arquitectura de los Xeon está diseñada más para profesionales que tienden a hacer uso de la paralelización de tareas. Entonces, están enfocados en que estos resultados sean los mejores.
En el caso de la serie i de procesadores intel, sucede lo contrario. Están enfocados a que cada núcleo saque lo máximo en procesamiento en serie, con frecuencias de reloj más altas. Serían más útiles, por ejemplo, para jugar.
A pesar de estas diferencias sutiles, puede verse que el rendimiento es muy similar y si no nos importa demasiado el rendimiento gráfico del equipo, podríamos plantearnos adquirir un MacBook Pro tope de gama en lugar de un iMac Pro básico, con las ventajas de portabilidad que ello conlleva. Además, la diferencia en precio cae a favor del MacBook Pro, con un ahorro de unos 1000 euros, que a su vez podrían servir para comprar un monitor al que conectar el ordenador cuando se use en casa.
Sois vosotros los que deberéis decidir qué equipo se adapta más a vuestras necesidades. Mi opinión es que si tendéis a moveros un poco y no necesitáis rendimiento gráfico, optar por el MacBook Pro es una mejor solución, puesto que obtendréis resultados muy similares con una gran portabilidad añadida.